Nuestra Tierra y el Poder de Nuestro Arte
Llevar nuestro arte a cada comunidad es muy especial y gratificante, pero poder regresar al pueblo que me regaló tanto en la niñez, el pueblo que me vio crecer y me brindó todo su amor, es una emoción distinta.


Ellos nos recordaban de pequeñas, por la agrupación de música típica puertorriqueña que tuvimos desde mis 6 años hasta los 15, pero no sabían qué había pasado con nosotras luego de finalizar el grupo, Doncellas de Borinquén.
Ese 6 de enero R.Evolución Latina nos llenó los carros con juguetes para los niños y junto a otros voluntarios con los carros llenos de juguetes también, iniciamos nuestro camino parando en cada barrio, compartiendo nuestra ilusión y gratitud con cada niño y adulto que nos encontrábamos. Concluyó nuestro día en uno de los barrios más recónditos de Orocovis, el barrio Cacao. Allí presentamos una versión de nuestra más reciente pieza El Centinela de Mango (inspirada en una historia de Orocovis). Y Así entre lágrimas de emoción y esperanza reafirmamos la importancia de la solidaridad, de la colaboración y de que con los pequeños detalles se logran las grandes transformaciones y la verdadera evolución.

En mayo y junio pudimos regresar por varios días a Orocovis, gracias al apoyo de R.Evolución Latina, del Instituto de Cultura Puertorriqueña, del National Endowment of the Arts y de Beta Local a realizar talleres en escuelas y espacios públicos con el fin de seguir solidificando los lazos entre el grupo y la comunidad orocoveña para iniciar en agosto un proyecto anual. Realizar actividades con la comunidad mensualmente y tener un cierre a fin de año, donde los participantes puedan presentarse ante la comunidad con una pieza de teatro, música y artes plásticas.

Hoy sembramos en esta tierra fértil, un árbol de creatividad, solidaridad y bienestar.
Yari Helfeld
Co Directora Artística
Y No Había Luz


