Como a los 12 años, me juntaba en la esquina del barrio con mis amigos todos los días, un día uno de ellos se puso a bailar por algo que vio en una disco, recuerdo claramente como quede impresionado, fue raro porque de a pocos, nuestros amigos se alejaban diciendo que bailar no era de hombres, de pronto me alejé porque no les hice caso.
El baile me rescató de las calles, pues muchos de los que se alejaron terminaron metidos en problemas, y la verdad es que tal vez también estuviera en eso, pues andábamos todo el tiempo juntos.
Un día practicando con mi amigo, me dijo hay una audición de break dance para algo grande, y me dijo para acompañarlo. Entonces fui, y los chicos que estaban ahí eran totalmente grandiosos algo que nunca había visto. Pasaron muchos meses, y yo estaba resignado que no había pasado la audición cuando me llamaron y me dijeron que valla a prueba y me quedé formando parte de la compañía D1. Con el tiempo ya ganaba algo de dinero y empecé a aportar a mi casa, le compraba sus cosas a mi mama, recuerdo mi primer pago por bailar fueron 20 soles “5 dólares”, ya con el tiempo he podido viajar por muchos países a Brasil, Paraguay, Argentina, Chile, México, Estados Unidos, actuar en mega eventos, hacer comerciales, y viajar casi todo el interior del país, llevar a cargo proyecto sociales y artísticos.
Fue en D1 donde conocí a Luis Salgado, en su paso por Perú, un gran maestro que hizo que mirara la danza como un medio para poder ayudar a más personas. Desde entonces comprendí que como persona tenía un deber con mi comunidad. Fui averiguando cómo funcionaba su organización, R.Evolución Latina, y en Perú formé Proyecto Milagros siguiendo los pasos aprendidos.
Gracias a esta bendición pude demostrarles a mi familia a mis amigos que es cuestión de amor, lo demás viene solo. Si quieres algo por mas que no sea lo que todos quieran para ti, dale a pesar de todo y eso te hará feliz.
Mientras sigo en este sueño de querer ser una persona de gran valor, sé que Dios esta de mi lado, el me sigue dando bendiciones y yo sigo cumpliéndole. Ahora le digo a los míos que ellos hagan lo mismo que si piden algo también tienen que dar, y si ese dar es de gran ayuda mayor será la recompensa. Ósea mientras mayor sea el sacrificio, mayor será la satisfacción… en el camino me he hundido muchas veces y no he querido levantarme, pero aprendí que lo más importante es que no importa cuántas veces te caigas si no cuantas veces levantes la frente.