R.Evolucionar en Nueva York por Catalina Velásquez

R.Evolucionar en Nueva York: tres semanas después de una experiencia Shakespereana.

Te contaré sobre aquellas seis semanas lejos de la vida como la conocía.

¡Saludo caluroso desde Colombia!
Viví una experiencia retadora en Nueva York. Beyond Workshop Series R.Evolución Latina 2018, ¡es un desafío a todas luces! Nos confronta constantemente con esos demonios internos – en su más benigna connotación- como el temor a otro idioma, el perjuicio cultural, la ideología política, la euforia, la pasividad, el exceso de confianza, la baja autoestima, el miedo, la intrepidez, el conformismo, la incomodad, la frustración… ¡Ah! y Mr. Álter Ego, ¿tú y cuántos más?

Durante esas cinco semanas tuve encuentros y desencuentros con mi cuerpo -reaccionario de por sí – debido a los cambios de ritmo de vida, alimentación, calidad del agua, clima, actividad física y mental que fueron literalmente virales. Lo antes inconcebible estuvo sucediendo: madrugaba todos los días, me bañaba con agua caliente, tomaba agua embotellada, mi almuerzo ‘trancao’ colombiano – el que me demoro una eternidad en comer – se hizo sándwich o ensalada y sólo tenía 20 minutos para comérmelo. Me lo tuve que servir frío, además. Mi calor amado cambió su nombre por uno de una sola cifra y mis jornadas diarias fueron de 15 horas aproximadamente (contando los tiempos de desplazamiento a clase y de regreso a “casa”); abracé personas “desconocidas”.

Otro hecho inusual es que allá en Nueva York pude alejarme de la falta de ganas vivir que en Cali – Colombia, mi casa, suele encerrarme por días. El cansancio persistente del que solía aquejarme en mi ciudad, allá resultó ser una cualidad vital. Fue un conflicto en el que tuve que dar tregua todos los días. Pero nunca bajé la guardia en la trinchera.

Con calma, estrés, alegría, tristeza, fuerza y debilidad aprendí a amar la vida polarizada. Tal como es. Sin tibiezas.

Que nuestras clases y ensayos fueran en NATIONAL DANCE INSTITUTE y en THE HARLEM SCHOOL OF THE ARTS THEATER, ubicados en el vecindario Harlem de Uptown Manhattan, significó mucho para mí. Creo que representan, junto con todas las instituciones de artes de este y otros sectores “indeseables” como El Bronx – en el caso del Teatro Pregones – , la contraparte de la realidad a-li-ne-a-da y alienadora de este mundo prejuicioso. Ambas zonas suelen ser consideradas por muchos como de baja categoría. Curiosamente, la mayoría de esos comentarios negativos los recibí de parte de algunos inmigrantes económicos que escaparon de la desigualdad de sus países de origen y ya no soportan la austeridad en lo más mínimo así hayan nacido sumidos en esta. Creo que se trata de un ejercicio de creación de mundos idealizados y propios, a cambio de estigmatizar los ajenos. A ellas y ellos digo: ¡tomen un taller con R.EVOLUCIÓN LATINARAUL JULIÁ TRANING UNIT y PREGONES / PRTT! Aprendan de los paradigmas. En definitiva, los demonios del teatro prefieren su casa en ‘tugurios’ y ‘cuchitriles’. Es precisamente en los lugares caóticos, problemáticos y ‘monstruorizados’ donde las grandes r.evoluciones suceden.

De pequeña me vendieron a Estados Unidos como un país al que Colombia jamás podría parecerse porque allá no tiran basura a la calle y nunca se pasan el semáforo en rojo. Lo cierto es que pateé muchas botellas en el andén y contraje el culo varias veces cuando era mi turno de cruzar la calle. Nueva York está lejos de ser mi Cali, claro está. Mas me late que estos fenómenos de resistencia que también experimenté, podrías vivirlos en cualquier ciudad propiamente dicha.

Este es un momento histórico del siglo XXI. La xenofobia se ha reconsolidado abiertamente como política de estado en numerosos países que se tildan de vanguardistas y justicieros. A uno de los mayores exponente de esta contradicción, desde hace años llegan artistas que han dedicado sus vidas a “salpicar su mierda inmigrante” en los blancos manteles del american dream con una precisión poética asombrosa. Latinos y no latinos desde hace décadas hacen arte – “lo no ideal” – en un territorio donde tienen que convivir con habitantes que todavía rocían desinfectante sobre sus pieles – “lo ideal” -. También están quienes nacieron en esa “tierra gringa” pero no luchan menos para alcanzar sus logros. Simplemente tienen que lanzar puños a los muros de una manera distinta.

En BEYOND WORKSHOP SERIES supe además lo importante que es el ensamble con el público. Que la gente se enamore de las artes y contribuya a su conservación difundiendo los proyectos culturales en sus medios de comunicación individuales y abiertos, asistiendo a las presentaciones, pagando la boleta o firmando un bono de donación. Así habrá garantía en la calidad de lo que disfrutamos. Bailar, cantar, actuar, tocar, pintar, filmar o grabar para expresarnos siempre lo vale. Basta de subestimarnos, educándonos mediocremente y hacinados. Las artes necesitan espacio. La formación artística debería ser un derecho fundamental.

Pero no hay ninguna lección ‘más’ importante que puedas aprender de BEYOND WORKSHOP SERIES. Cada uno de los aprendizajes adquiridos allí enmarcan un nuevo sentido para tu vida. En un programa de educación así alimentas tu amor propio y tu fe, en ti mism@ y en quienes te rodean. No en vano redescubres tus sentimientos, debilidades, virtudes y los muestras ante el mundo sin temor a ser juzgado, aún sabiendo que como artista en constante crecimiento siempre eres vulnerable a los juicios. Esa esencia de someter nuestra locura artística al escarnio de una sociedad alienadora nos convierte en seres valientes.

Es hermoso entender que lo que haces importa. Por lo tanto, a partir del taller cuidas cada acto de tu vida como si fuera uno en el escenario: “all the world’s a stage”. Qué afortunados somos porque ahí tenemos consciencia de la libertad: aquella que nos da humanidad sin importar si es un animal o un monstruo el que interpretamos en escena. Desde esta concepción podemos permitirnos el despojo de nuestros propios seres. Qué bello un espacio donde puedas reafirmarte en cada ensayo como una persona única que puede impactar positivamente al mundo a través del teatro. En éste último, la verdad expresada a través de nuestras voces y cuerpos la podemos crear tan pura que puede agredir, cuestionar e inquietar y  también provocar alegría y júbilo. Sin importar qué emoción nos suscite, ¡es un llamado a la vida! Mientras tanto te transforma y lo que sea que aprendas de esas vidas y la tuya, no sucede de repente. Uno de los mayores retos que enfrentas en esta experiencia es desaprender. Reconocer el poder que te alimenta de ti mism@ y de l@s otr@s cuando ves en las miradas el miedo y la esperanza pintadas de otros colores que antes no conocías, te sumerges en sus sinestesias, puedes oír notas que jamás percibiste y recreas con torpeza las canciones en un idioma que supuestamente sabías de memoria. Aunque en tu tierra se hable español y esta sea la segunda lengua con más hablantes en el planeta, quieras o no estás globalizado por el inglés.

Tres semanas después de concluir el taller me pregunto: ¿qué sería del teatro sin el quebranto de tanta hostilidad? Pensarlo más, ni al caso. Pudiera preguntarme mejor: ¿cómo sería?, tal vez, ¿el imperfecto contrapeso del bien? Y en él, ¿la bondad sería sinónima de la maldad como hoy la palpamos? Quién sabe. El mundo a su manera nos corrobora una y otra vez que está hecho de dos polos que le debaten constantemente entre ser o no ser.

Aquí estamos. La recompensa no llegará al final, ya está en nuestras manos. En las primeras lunas de abril miles pudimos ver el resultado de este atrevido proceso en nuestra presentación teatral final TO BE OR NOT TO BE: A SHAKESPEREAN EXPERIENCE y por el resto de nuestras vidas lo veremos reflejado en cada acto. Juntos bajo el emblema “dare to go beyond”.

Siempre agradecida por haber tenido la oportunidad de compartirlo contigo.

Catalina Velásquez / 2018 BWS Student

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